Yo

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Where the Love Moves the Stones, Macao
Esa parte tan humana de mi ser se apodera de mis ojos, y de repente, dos lágrimas transparentes y brillantes caen.
Yo solo soy un joven mortal, una sombra, un recuerdo... un libro cerrado que se perderá... en el Cementerio de los Libros Olvidados... como tantos otros que se perdieron tiempo atrás. ¿Y qué podemos hacer? Nada. Intentar que en cada palabra, en cada página de ese libro, esté una parte de nosotros. En una los recuerdos, en otra los sentimientos, los sueños, los pensamientos... así, hasta formar un gran libro forrado de piel... Pero no, no soy un libro que todos puedan leer, ni mucho menos... Eso sería muy fácil. Tampoco creo que a todos le interese el mismo tipo de libro... y por supuesto, el mío no sería gran cosa. No, sería un libro que elegiría al lector, y no al revés. Un libro capaz de enseñar, y a la vez aprender, para nunca dejar de crecer. Un libro. Pero cuidado, no te empeñes en abrirme, porque entonces, solo encontrarás venas, órganos y víceras. No, así nunca llegarás a leer mi libro uardado en el ático de mi alma. Ten paciencia, y yo solo me abriré ante ti.

25 septiembre 2010


Me tumbo en la cama, mi mente está en blanco porque no sé en que pensar. Me apetece escribir, por lo que cojo el estuche de lápices, para sacar uno. La respiración se me acelera al ver que lo que hay dentro no son sólo lápices. Una decena de notitas se esparcen sobre mi mesa cuando vuelco el estuche. Todas las notas tuyas. Las leo y creo morirme y llegar al cielo. Pensar que en un sitio tan repugnante, he conocido a una persona tan especial. Pero ya no lo veo tan malo. Creo que hasta me pongo guapo por las mañanas solo para verte. En fin... es todo un poco complicado, porque yo me muero por tocar tus manos y besar tu boca. Me muero por cojer una tiza de la pizarra y tirártela. Me muero por que no desaparezcas de mi mundo...

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