Yo

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Where the Love Moves the Stones, Macao
Esa parte tan humana de mi ser se apodera de mis ojos, y de repente, dos lágrimas transparentes y brillantes caen.
Yo solo soy un joven mortal, una sombra, un recuerdo... un libro cerrado que se perderá... en el Cementerio de los Libros Olvidados... como tantos otros que se perdieron tiempo atrás. ¿Y qué podemos hacer? Nada. Intentar que en cada palabra, en cada página de ese libro, esté una parte de nosotros. En una los recuerdos, en otra los sentimientos, los sueños, los pensamientos... así, hasta formar un gran libro forrado de piel... Pero no, no soy un libro que todos puedan leer, ni mucho menos... Eso sería muy fácil. Tampoco creo que a todos le interese el mismo tipo de libro... y por supuesto, el mío no sería gran cosa. No, sería un libro que elegiría al lector, y no al revés. Un libro capaz de enseñar, y a la vez aprender, para nunca dejar de crecer. Un libro. Pero cuidado, no te empeñes en abrirme, porque entonces, solo encontrarás venas, órganos y víceras. No, así nunca llegarás a leer mi libro uardado en el ático de mi alma. Ten paciencia, y yo solo me abriré ante ti.

08 mayo 2010

Un día recojí en mi jardín el velo rojo de una princesa lejana...


Vivo en un castillo de arena sobre dunas que se desplazan al capricho de los vientos. Hacia el norte, cuando sopla el siroco, un viento seco y caliente. Hacia el sur, cuando le toca al simun. Hacia occidente cuando sopla el harmatán, y hacia oriente, el resto del tiempo. Me baño en los oasis. Sé el nombre de las piedras y de las estrellas y me cubro con un velo para protegerme de las tempestades...


Cutivo la rosa del desierto.

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